Una vez fue un aldeano a la ciudad. Y se encontró con un grave problema. Solamente tenía medio real y le estaba doliendo una muela.
El campesino pensaba: "Si me saco la muela y pago al dentista, no puedo comer; si lo gasto en comer, me seguirá doliendo la muela".
Estaba el buen hombre en estos pensamientos, cuando fue a pararse frente a una pastelería. Allí se quedó tiempo y tiempo mirando embobado los pasteles, hasta que pasaron por allí dos soldados y le dijeron para burlarse:
- ¿Cuántos pasteles te atreverías a comer en una comida?
- ¡Hombre! Me comería quinientos.
- ¡Quinientos! ¡Dios nos libre!
- Pues de poco se asustan ustedes.
Y de esta forma comenzaron a discutir; ellos diciendo que no y él insistiendo que sí.
- ¿Qué apuestas? - dijeron los soldados.
- Pues... si no los como, me dejo sacar esta muela.
Y el aldeano señaló la que le dolía. Los soldados aceptaron alegres la apuesta. El hombre comenzó a comer y, cuando ya no tenía más hambre, dijo:
- He perdido señores.
Entonces llamaron a un dentista y le sacaron la muela. Los soldados se reían diciendo:
- Mirad, este tonto, por hartarse de pasteles, deja que le saquen una muela. Entonces les respondió el aldeano:
- Más tontos son ustedes, porque gracias a esta apuesta he matado el hambre y además me han sacado una muela que me estaba doliendo toda la mañana.
Juan de Timoneda
¡TIEMPO DE PREGUNTAS! 😜
1. Explica con tus palabras en qué consiste la apuesta que propone el aldeano a los soldados.
2. ¿Qué nombre recibía la moneda antigua que aparece en el texto?
3. ¿Qué significa la expresión matar el hambre?
4. Ordena y escribe en una pequeña frase qué ocurrió en esta historia.
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